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Endoscopia de los senos paranasales

Los senos paranasales son zonas huecas formadas por los huesos de la cara. Por lo general, una capa delgada de mucosidad drena desde los senos paranasales hasta la nariz. Si el trayecto por donde circula la mucosidad está obstruido o la secreción de mucosidad es mucha o demasiado espesa, pueden presentarse problemas, como una infección. La cirugía endoscópica sinusal puede realizarse para ayudar a despejar esos bloqueos. El proveedor de atención médica usa un tubo delgado y con luz (endoscopio) que le coloca por la nariz. El tubo le permite al proveedor ver y operar en el interior de la nariz y de los senos paranasales. La cirugía endoscópica de los senos paranasales permite tratar afecciones, como pólipos nasales, sinusitis y tumores en la nariz o en los senos paranasales.

Enderezamiento del tabique

El tabique es un trozo de cartílago y hueso que divide la cavidad nasal en dos partes (derecha e izquierda). Se ubica en forma recta en el interior de la nariz. Si el tabique está desviado, estará torcido en lugar de recto. Un tabique desviado puede causarle problemas para respirar. Para corregir un tabique desviado, el proveedor de atención médica remodela o recorta el cartílago y el hueso. Queda suficiente tabique para que la nariz conserve su forma. Pero el aire tendrá más espacio para entrar y salir de la nariz. Esto mejora la respiración.

Primer plano de los instrumentos que se insertan en la nariz para reparar el tabique desviado. Los senos paranasales tienen pólipos.

Extracción de pólipos

Los pólipos son pequeños crecimientos. Pueden formarse tanto en la nariz como en los senos paranasales. El proveedor de atención médica podría extirparlos de distintas maneras. A menudo, el proveedor de atención médica usa instrumentos especiales para extirpar los pólipos sin dañar los tejidos cercanos.

Primer plano de los instrumentos que se insertan en la nariz para extirpar los pólipos.

Apertura de los senos etmoidales

Los senos etmoidales están hechos de muchos saquitos de aire que drenan en la cavidad nasal, como si fueran un panal de miel. Al igual que los otros senos, los etmoidales tienen un recubrimiento que regularmente produce mucosidad. En algunos casos, la vía de drenaje está bloqueada. El proveedor de atención médica puede abrir las paredes delgadas de hueso que separan los espacios de aire. Esto forma un conducto a través del cual la mucosidad puede fluir más fácilmente.

Vista lateral del interior de la nariz en la que se ven los instrumentos que extraen hueso del seno etmoidal.
Vista lateral.

Despeje de los principales conductos de salida de los senos paranasales

“Complejo osteomeatal” es un término que se utiliza para referirse a los conductos de salida de los senos paranasales. Cuando esta zona se obstruye, puede que sienta síntomas en los senos maxilares, etmoidales y frontales. Abrir esta zona es un paso básico en la mayoría de los procedimientos sinusales. La apófisis unciforme es un pequeño trozo de hueso y tejido que se encuentra en los senos paranasales. Esta forma una salida para parte de esos senos. Si el tejido se ha hinchado (inflamado), impedirá que la mucosidad pueda salir. El proveedor de atención médica puede extirpar la apófisis unciforme para permitir que la mucosidad salga.

Primer plano de los instrumentos que se insertan en la nariz para extirpar un trozo de hueso.

Después de la cirugía

El proveedor de atención médica le dará instrucciones sobre cómo cuidar los senos paranasales después de la cirugía para minimizar cualquier molestia y mantenerlos sin obstrucciones. Puede recetarle medicamentos para controlar el dolor y prevenir infecciones. Es probable que le indiquen que use un aerosol nasal salino o que haga una irrigación de los senos paranasales. Debe evitar levantar objetos pesados, hacer actividades intensas o sonarse la nariz durante al menos 10 días después del procedimiento o según le indique el proveedor de atención médica.

Llame al proveedor de atención médica si nota cualquiera de los siguientes signos o síntomas:

  • Fiebre superior a 101 °F (38.3 °C)

  • Sangrado abundante o persistente de la nariz que no desaparece con un aerosol nasal descongestivo

  • Ojos hinchados o cambios repentinos en la vista

  • Dolor de cabeza intenso

  • Rigidez del cuello

  • Diarrea intensa o persistente

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